Descripción
El juego base es muy sencillo. Se coloca una carta en el centro de la mesa, bocarriba. Luego se le entregan seis cartas de letras a cada jugador. Las cartas de tema las guardas en la caja hasta que vayas a usar esa variante.
En tu turno, coloca una carta de tu mano en la mesa. Es obligatorio. La carta debe ser colocada de manera ortogonal (arriba, abajo, derecha o izquierda) con respecto a cualquier carta (o cartas) en la mesa. Básicamente, no puedes colocar una carta de manera diagonal. Se colocan en una rejilla de 7×7 imaginaria, por lo que si tu carta fuera a colocarse la octava en esa línea, no podrías colocarla ahí.
Si al final del turno te das cuenta que has creado una palabra de al menos cuatro letras, lo dices y ganas la partida.
Es un juego complejo en su sencillez. La mecánica es muy, muy obvia. Cuando estás creando una palabra, si eres evidente, te la van a robar. Con demasiada facilidad. Por lo tanto, el juego requiere dos cosas muy interesantes: lo primero es crear palabras difíciles (y robar las fáciles de tu contrincante hasta que aprenda a hacer palabras difíciles). Evita utilizar, por ejemplo, letras muy sencillas de tener como el remate de tu palabra, así como crear palabras que a falta de una letra tengan muchas variaciones.
Otra cosa que requiere es ocultar la creación de palabras. Las palabras se consideran válidas si se pueden leer O de arriba a abajo O de abajo a arriba O de izquierda a derecha O de derecha a izquierda O en diagonal O en diagonal invertido. Vamos, en todas, todas las direcciones, mientras que se lea de manera consecutiva siguiendo una línea recta. Por lo tanto, hay que complicarse la vida. No se te puede ver venir, hay que ir al despiste y poco a poco ir creando tu oportunidad. Aún así, puede aparecer la suerte y que el otro jugador te cree una palabra de la que sólo tú tienes la letra que falta. Pero no ocurre mucho.
Es un juego que funciona mejor con dos jugadores. A más jugadores, más cambia el tablero y menos puedes intentar hacer algo lógico y significativo.
Pero el juego tiene siete variantes. Una de ellas utiliza unas cartas de temas (pocas, pero suficientes) para hacer partidas “temáticas”, donde las palabras deban respetar una cierta categoría. Otra de ellas permite superponer cartas encima de otras, otra permite coger cartas al azar de la baraja (la peor de todas, con diferencia. Demasiado azarosa y absurda). Hay incluso dos “modos de juego” para jugar a “a ver quien encuentra más palabras con estas cinco letras” y “quién hace la palabra más larga con estas siete letras”. Obviamente, para estas dos anteriores necesitarás papel y lápiz.
Daniel Ortiz está preparando muchas más variantes. Además, no es difícil crear una propia y es muy interesante hacerlo.
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Reseñas
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