Descripción
El primer balancín fue creado cuando una rama se cruzó sobre otra. Poco después apareció la balanza, la rueda, la articulación de materiales…
Este juego nos ayuda a capturar nuestro sentido primitivo de experimentación. La forma de las piezas son aparentemente arbitrarias como las que podrías encontrar en una mesa de carpintero. Son el tipo de objetos que pueden llamar la atención de los pequeños del barrio, quienes, sin duda, verán algo que construir, basándose en los materiales de los que están hechas (madera) y su forma (formas geométricas aleatorias).
El potencial de construcción de objetos simples es algo que niños, arquitectos e ingenieros pueden observar; los primeros artistas abstractos fueron rápidos a la hora de capturar la tensión producida por la yuxtaposición de objetos y la manera en que determinadas concurrencias pueden producir sensaciones y emociones normalmente asociadas con otros aspectos de nuestras vidas. El campo del constructivismo es realmente una vuelta a las características más simples y fundamentales de los juegos de nuestra infancia, a lo que llamamos «construir algo». Es difícil ponerle un nombre a lo que, unas veces podría ser una ciudad o un dragon, lo que después de volver a sus elementos originales podría ser reconstruido como un puente, un cilindro, un triángulo… o simplemente un montón de piezas tiradas por el suelo.
Autor: Javier Bermejo.
Hecho por PICO PAO
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